Francisco Largo Caballero |
Francisco Largo Caballero (Madrid, 15 de octubre de 1869 – París, 23 de marzo de 1946) fue un sindicalista y político español marxista, histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores. Durante la Segunda República Española fue Ministro de Trabajo (1931-1933) y Presidente del Gobierno (1936–1937).
Estuquista de profesión, Largo Caballero ya participó en la primera huelga de obreros de la construcción en el año 1890 y se afilió al PSOE en 1894, siendo uno de los más eficaces colaboradores de Pablo Iglesias. En 1909 fue deportado por su campaña contra la guerra de Marruecos.
Participó en el Comité que organizó la huelga general revolucionaria de 1917 y, tras el fracaso de la misma, fue condenado a cadena perpetua e internado en el penal de Cartagena. Sin embargo, su encarcelamiento no duró mucho ya que fue puesto en libertad al resultar elegido diputado en las elecciones celebradas el año siguiente.
A la muerte en 1925 de Pablo Iglesias, fundador del partido, le sucedió junto a Julián Besteiro al frente de su sindicato, la UGT. Fue Vicepresidente (1908–1918) y secretario general (1918–1932 y 1934-1938) de la central sindical socialista.
Moderado en sus planteamientos al principio de su vida política, colaboró activamente con el gobierno de la dictadura del general Primo de Rivera aceptando el cargo de Secretario de Estado para el Trabajo, lo que permitió que el sindicato siguiera funcionado con normalidad con el Directorio militar sin provocar alteraciones en el orden público ni protestas contra la situación. Este hecho motivó una agria polémica con Indalecio Prieto, contrario a esta colaboración activa con la dictadura e impulsor después del movimiento republicano. Ello no impidió que apoyara, en todas las instancias, el buen hacer del dictador.
Ministro de Trabajo en 1931 con el primer gobierno de la II República, presidido por Alcalá-Zamora, continuó en el cargo hasta 1933 en los dos gobiernos siguientes, presididos por Azaña. Gozó de gran popularidad entre las masas obreras, que se veían reflejadas en él y en su forma de vida austera.
En 1933 se produce el triunfo electoral de la CEDA y tras la regresión que se observa en la política social de esta coalición, su pensamiento evoluciona hacia planteamientos más radicales y comienza a hablar de «revolución socialista» para destruir por la fuerza a la República burguesa y reaccionaria, y apoyar los planteamientos que darían lugar en octubre de 1934 a la fracasada revolución, que alcanza gran virulencia especialmente en Asturias y Cataluña y que es reprimida por el general López Ochoa a las órdenes de la República. De nuevo es juzgado y condenado a treinta años de cárcel, aunque pronto fue puesto en libertad.
En noviembre de 1935 fue procesado en el Supremo por el nuevo Fiscal General de la República, Marcelino Valentín Gamazo, acusándolo nuevamente de rebelión militar como cabecilla de la Revolución del 34. Fue absuelto el 1 de diciembre.
Partidario de la alianza entre los diversos sindicatos y partidos obreros abogó por un pacto con el Partido Comunista y con el sindicato anarquista CNT, lo que provocó su enfrentamiento con otros líderes socialistas, en especial con Indalecio Prieto. Este enfrentamiento entre los revolucionarios caballeristas y los moderados prietistas fue incrementándose, hasta el punto que Largo Caballero llegó a ser denominado popularmente el «Lenin español» por estar a favor de la Sovietización.
Tras el derrumbe del gobierno Giral, el 4 de septiembre de 1936, ya en plena Guerra Civil, fue designado jefe del gobierno y ministro de la Guerra organizando un Estado revolucionario sobre las ruinas del republicano con la ayuda del poder de las milicias armadas, que habían sustituido el Estado de Derecho por comités de milicianos que aplicaban la justicia revolucionaria a su antojo, buscando, fundamentalmente, la eliminación física del adversario político normalmente tras un simulacro de juicio. Su instrumento, al principio, fue Stalin y el PCE estalinista. Con Stalin se cruza una carta en la que el dictador soviético le aconseja que cuide mucho la fachada burguesa de la República parlamentaria, en especial la facción de Azaña, y Largo le responde, sincerísimo, que el Parlamento goza de un «predicamento escaso entre nosotros». Lo cual, aunque imprudente era rigurosamente cierto. Su gran preocupación, aparte del curso de la contienda, es intentar mantener la disciplina en el ejército y la autoridad dentro de la zona republicana a cualquier precio. No obstante, el descontento por el curso desfavorable de la guerra y la insurrección protagonizada por el POUM y un sector de la CNT que se produce en Barcelona en mayo de 1937, al intentar tomar la policía el edificio de la Telefónica, bajo control de la CNT, y la negativa de Largo Caballero a firmar la ilegalización del POUM frente a presiones soviéticas, son utilizados, por los socialistas leales a Indalecio Prieto, los comunistas del PCE y los republicanos de izquierdas con el pleno consentimiento de Manuel Azaña como pretexto para provocar una crisis gubernamental y forzar su dimisión, siendo sustituido al frente del gobierno por el doctor Juan Negrín, también socialista.
En 1939, tras la derrota republicana, se exilió en Francia. Al producirse en 1940 la ocupación de Francia por parte de la Alemania del Nacionalsocialismo es arrestado por las tropas de ocupación e internado en el campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg, donde pasó la mayor parte de la II Guerra Mundial. Liberado al final de la misma por el Ejército Rojo, murió en el exilio en París, el 23 de Marzo de 1946, siendo sus restos depositados, tras un entierro multitudinario, en el cementerio parisino de Père Lachaise, frente a los mártires de la Comuna. Con la llegada de la democracia a España sus restos mortales fueron trasladados a Madrid en 1978, donde se celebró un funeral en su memoria al que acudieron 500.000 personas convocadas por las organizaciones socialistas (PSOE, UGT y JSE). Ese mismo año la UGT creó la Fundación que lleva su nombre.
- Fuente: www.wikipedia.org
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