domingo, 30 de enero de 2011

Grandes de España

La Grandeza de España es la máxima dignidad de la nobleza española en la jerarquía nobiliaria, pues está situada inmediatamente después de la de infante, que está reservada a los hijos del rey de España y a los del príncipe de Asturias. Es otorgada por el rey y generalmente va unida a un título nobiliario, por lo que es hereditaria, aunque en ocasiones se concede de forma vitalicia a una persona en concreto, como los hijos de los infantes de España, que no heredan el tratamiento de sus progenitores. Es también la más alta dignidad de su clase de toda Europa, pues sus privilegios fueron mayores que los de otras figuras similares europeas, como los pares de Francia o los peers del Reino Unido.
Su origen se encuentra en las antiguas monarquías visigodas, aunque no es hasta el reinado de Carlos I de España en el siglo XVI cuando comienza a regularse y establecerse como la conocemos en la actualidad.
En el siglo XVII varios títulos más fueron recibiendo el alto honor que representaba la Grandeza, tales como el Conde-Duque de Olivares o el Conde de Oñate.
Con el advenimiento de los Borbones al trono español, se otorgó la Grandeza de España a varios Pares de Francia que ayudaron a Felipe V durante la Guerra de Sucesión. Desde entonces los monarcas españoles han continuado concediendo, con mesura, esta alta distinción a destacadas personalidades de la nobleza y de la vida pública nacional, como por ejemplo, la concedida por Don Juan Carlos I al que fuera Presidente del Gobierno durante la transición a la democracia, Adolfo Suárez, junto con el título de Duque.
En el siglo XIX dejó de diferenciarse entre los Grandes de Primera Clase y el resto de los poseedores de esta dignidad, siendo asimismo en ese siglo en el que más aumentó el número de Grandes, concediéndose esta elevada dignidad a diversas personalidades políticas y militares.
No obstante, se sigue considerando a los célebres veinticinco primeros, a quienes también se conoce como Grandes de Inmemorial, como la cabeza del estamento nobiliario español, y aunque sus prerrogativas honoríficas sean hoy en día las mismas que las del resto de los Grandes, su estimación como representantes de los más grandes y poderosos linajes de la España bajo medieval continúa intacta.
El título de Grande de España, como el resto de los títulos nobiliarios, estuvo legalmente abolido durante la Segunda República Española mediante el Artículo 25 de la Constitución de 1931.
La legislación nobiliaria se restauró en 1947 con la promulgación de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, en la que según su artículo 1, España se declara constituida en reino y en su artículo 2 establece: «La jefatura del Estado le corresponde al Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos Don Francisco Franco Bahamonde». Desde entonces Francisco Franco se arrogó el derecho de reconocer y conceder títulos nobiliarios.
La Constitución Española de 1978, en su artículo 62, reconoce al Rey el Derecho de Gracia, al amparo del cual se desarrolla la vigente legislación española en materia de títulos nobiliarios.
Aunque la dignidad de Grande se asocia tradicionalmente a los duques, puede acompañar a los títulos de marqués, conde, vizconde, barón y señor. Incluso en algunas ocasiones puede poseerse esta dignidad por sí misma, es decir, sin estar adscrita a un determinado título nobiliario.
Los Grandes de España, sus consortes y sus hijos primogénitos tienen tratamiento de Excelentísimos Señores; los hijos no primogénitos de los «Grandes» reciben el tratamiento de Ilustrísimos Señores.
En la actualidad cerca de 400 títulos nobiliarios ostentan la Grandeza de España, aunque el número de «Grandes» es menor, ya que varias Grandezas de España están en posesión de un mismo individuo (i.e. los Duques de Alba, los Duques de Osuna o los de Medinaceli, entre otros, poseen varios títulos con Grandeza).
Tal es la importancia reconocida a la Grandeza de España que los nietos del Rey, hijos de los Infantes de España, de acuerdo con la legislación vigente (Real Decreto 1368/1987), no reciben más tratamiento y honores que el altísimo de Grandes de España.

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