martes, 5 de abril de 2011

José Giral

José Giral
(Santiago de Cuba, 1879 - México, 1962) Político español. Realizó estudios universitarios en Química y Farmacia y obtuvo en 1905 la cátedra de Química Inorgánica de la Universidad de Salamanca. En 1928 se trasladó a Madrid para ocupar la cátedra de Química Biológica de la Universidad Central.
Durante su época de estudiante fue uno de los miembros más destacados del grupo de los novecentistas de la Unión Escolar, que contaba con la simpatía de personajes tan relevantes como Unamuno o Giner de los Ríos. Su militancia republicana y masona le llevó por primera vez a la cárcel en 1917, debido a su actividad en favor de la huelga general. Volvería a la cárcel en otras tres ocasiones durante las dictaduras de Primo de Rivera y Berenguer, por su apoyo a las ideas republicanas.
Giral, que llegó a ser amigo íntimo de Manuel Azaña, participó junto con éste en la creación del partido Acción Republicana. Tras la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, Giral ocupó los puestos de consejero de Estado y de rector de la Universidad de Madrid. Fue ministro de Marina en todos los gobiernos presididos por Azaña, tanto en el que fue de octubre de 1931 hasta septiembre de 1933, como en el que salió de la victoria del Frente Popular en febrero de 1936.
Como diputado por Cáceres, representó en el Parlamento a Acción Republicana primero y posteriormente a Izquierda Republicana. Siguió ocupando la cartera de Marina cuando, en mayo de 1936, formó gobierno Casares Quiroga. Conociéndose la preparación de una sublevación militar contra la República, Giral, como ministro de Marina, fue responsable, en los días anteriores al levantamiento de julio de 1936, de la prohibición de las maniobras navales previstas en las costas marroquíes y canarias. Colocó en las estaciones radiotelegráficas, especialmente en la madrileña de Ciudad Lineal, a operarios de su absoluta confianza, con el fin de seguir de cerca cualquier movimiento de los militares rebeldes.
El 18 de julio de 1936, tras el alzamiento de las guarniciones del Protectorado de Marruecos, ordenó a los destructores Lepanto, Sánchez Barcaiztegui y Almirante Valdés, atracados en Melilla, así como al destructor Churruca y al cañonero Dato, próximos a la costa de Ceuta, abrir fuego sobre campamentos, destacamentos regulares, centros militares o cualquier agrupación de fuerzas sospechosa de secundar la rebelión. Los comandantes de los navíos no cumplieron la orden.
Ante el fracaso de las medidas adoptadas por el gobierno, el Presidente de la República, Manuel Azaña, encargó a Giral la formación de un nuevo gabinete. Éste decidió dar entrada en el gobierno a sectores más moderados del republicanismo. Giral siguió ostentando la cartera de Marina, además de asumir la presidencia del gobierno.
Como primera medida de su gabinete, Giral decidió armar a las masas obreras y a los sindicatos, para evitar que la sublevación se propagase sin resistencia. Esta medida resultó impopular entre la casta política, incluso entre los miembros de su propio gobierno. Otra de sus disposiciones, ésta del todo infructuosa, fue ordenar la disolución inmediata del ejército sublevado. Giral se apresuró a solicitar la ayuda de Francia contra el avance del fascismo. Más tarde hizo la misma petición a la Unión Soviética. Sus siguientes actuaciones estuvieron encaminadas a normalizar la revolución libertaria que se estaba produciendo en muchos lugares de la zona republicana, mediante la incautación y expropiación de tierras e industrias. Destituyó a todos los funcionarios públicos sospechosos de apoyar el alzamiento y sustituyó a la Guardia Civil por la Guardia Nacional Republicana.
La situación crítica de la guerra provocó finalmente la dimisión de Giral como presidente del gobierno, el 5 septiembre de 1936. El encargado de sustituirle fue el dirigente socialista Largo Caballero. En los dos gabinetes que formó este último, Giral participó como ministro sin cartera. Durante el gobierno de Juan Negrín (1937-1938), Giral dirigió el ministerio de Estado y más tarde participó en los consejos de ministros sin cartera definida. Asimismo, tomó parte en la comisión de representantes republicanos que negoció el intercambio de prisioneros con el gobierno rebelde de Burgos. Estas conversaciones apenas dieron fruto debido a la negativa contumaz de los sublevados.
En 1939, Giral acompañó a Manuel Azaña al exilio francés. Ambos se refugiaron en la embajada española en París. Poco tiempo después, Giral se trasladó a México, país en el que residió hasta su muerte. Allí enseñó bioquímica en el Colegio de México, en el Instituto Politécnico y en la Universidad Nacional Autónoma. El 18 de septiembre de 1945 ocupó la presidencia del gobierno republicano en el exilio, con el reconocimiento único del gobierno mejicano. No dio entrada en este gabinete a los exiliados comunistas, apoyándose sobre todo en republicanos, socialistas moderados y algunos representantes del sindicato anarquista CNT.
Ello hizo que el movimiento de los exiliados españoles se dividiera y enfrentara. Giral no pretendía reanudar una nueva lucha intestina, pero, pensando en el apoyo de los estados aliados para derrocar al franquismo, dejó fuera a los comunistas totalitarios. En 1947 abandonó la presidencia del gobierno republicano. La muerte le llegó en su destierro mejicano en 1962.

2 comentarios:

  1. Hola Fernando soy Marta, tengo una duda en el verano de 1936 el poder del Estado sufrió un desplome y se formaron consejos comites y juntas para imponer un nuevo orden, que lugar ocupaban en la jeranquia del gobierno?? Y los consejos regionales que función tenian?? Me lo podrias aclarar.
    GRACIAS !

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  2. Hola, Marta. La formación de dichos consejos, comités y juntas se realizó de forma espontánea, ante un nuevo clima con características revolucionarias. Era una forma de autogestión a nivel político, frente al desplome del gobierno republicano en estos primeros momentos de la contienda bélica.
    El gobierno de Largo Caballero, configurado a partir de septiembre de 1936, acabó con estos consejos, que tuvieron una vida más bien efímera.
    Los consejos regionales actuaban como si de una especie de gobierno se tratara, sobre todo, como ya te he comentado, hasta que el gobierno republicano restableció el orden y la legalidad, teniendo en cuenta también las situación propias de la existencia de una guerra civil.

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